Arkham bajo la tormenta (Cap. I)

Yo por mi parte tengo que ver por mis propios ojos la habitación donde murió.

- "Si no tiene inconveniente, desearía inspeccionar el despacho del Profesor Andrew", James mira al agente, asientiendo con una leve sonrisa de cortesía. "Supongo que no habrá problema en que realice unas cuantas fotografías a la escena", dice James, girándose para hablar con otro de los miembros del grupo. "Señor Bronson (Ripcurl), le voy a rogar que no muevan nada de su sitio. En cuanto termine en el despacho me gustaría tomar también unas cuantas fotografías de la habitación del Profesor".

James recoge la cámara de fotos del maletero de su vehículo y se encamina hacia el despacho...

Tras expresar vuestras preferencias al señor Blair, os dividís en dos grupos, uno formado por el señor Chesterton y el señor Corso, que visitarán el despacho del profesor, y el otro formado por el señor Tahza, la hermana Clarise y el señor Bronson, que interrogarán a los testigos y buscarán en la habitación de Sebastian Andrew, respectivamente. El policía que os esperaba escoltará al primer grupo, mientras que el profesor Blair acompaña al grupo hasta la habitación.

Tahza, Clarise y Bronson:
El señor Blair os guía por la residencia de profesores, un edificio antiguo que ha conocido mejores tiempos, revestido de maderas oscuras, con olor a cerrado y barniz añejo. Mientras subís las escaleras que llevan al segundo piso, no dejáis de oír al profesor musitar:
- Pobre señor Andrew. Es una tragedia lo que le ha sucedido. ¿Quién podría haber hecho esto? ¿Y por qué? No puedo entenderlo ...
Tras dejar atrás las escaleras, el profesor os guía por un pasillo apenas iluminado por las estrechas ventanas que flanquean dicho corredor. Al fondo, recortadas por la luz, podéis discernir las siluetas de tres personas esperando junto a una puerta. Conforme os aproximáis, podéis ver que se trata de una mujer de unos cincuenta y tantos años, vestida con un chal y sujetando un rosario entre sus manos, un hombre de unos cuarenta, con ropas gastadas, y que se mueve nerviosamente apoyando su peso alternativamente de una pierna a otra, y un policía que parece esta custodiando la puerta.

El señor Blair se aproxima y los presenta:

- Este es el señor Watson, el bedel de la residencia, y la señora Miller, el ama de llaves, tal y como habían solicitado.

- Buenos días. - dice el hombre con voz grave, pero temblorosa.

- Buenos días. - saluda la mujer, y se santigua.

- Por otro lado, esta es la habitación del finado, que creo querían ver ustedes mismos.- y muestra la puerta, donde todavía se pueden ver las astillas allí donde se descerrajó la puerta. El policía se aparta y abre la puerta con la mano, dejando ver el interior. El señor Bronson se apresura a entrar en la habitación, saca su cámara de fotos y se dispone a buscar dentro.

La habitación del señor Andrew es pequeña, con una ventana al fondo, un escritorio en uno de los lados, una cama con un armario en el otro, un baúl y una estantería con libros. Todavía se puede ver en el suelo un pequeño residuo blanco en forma de charco, que solo puede ser el salitre del agua de mar. Bronson saca su cámara y toma algunas instantáneas de la habitación antes de tocar nada.

Spoiler:

El señor Bronson observa la habitación con cuidado, sus ojos convertidos en dos finas ranuras, mirando cualquier mínima pista que pudiera haber pasado desapercibida por la policía.

Spoiler:

Levantas el colchón, abres libros, buscas de manera cuidadosa en el armario y las prendas del profesor ... registras la habitación con cuidado, pero no ves nada extraño o que te llame la atención. Sin embargo, por la ventana ... por el rabillo del ojo te parece ver algo extraño, algo que no debería estar allí. Por la ventana de la habitación se ve la rama de un árbol a unos tres metros de distancia, gruesa y llena de hojas sacudidas por el viento que empieza a levantarse en el exterior. Y en la rama, por entre las hojas, te parece ver algo de color rojo, ondulando al viento ...

Chesterton y Corso:
El policía, sin decir nada durante el trayecto, os guía hacia el edificio de piedra que había señalado con anterioridad, donde residen algunos despachos de los profesores. El edificio es algo más moderno que los que le rodean, con la piedra más clara, pero igualmente cubierto de hiedra y otras plantas trepadoras, y sus ventanas son algo más grandes, lo que permite que más luz penetre en su interior. Entráis, y recorréis algunos pasillos, todos jalonados por puertas con nombres de profesores y su respectiva especialidad en ellas. Parece que en este edificio hay más actividad que en el exterior, pues aquí y allá se escuchan con claridad los golpeteos de las máquinas de escribir, y algunas conversaciones telefónicas tras las puertas de los despachos. El policía, todavía sin decir nada, llega hasta el final de un pasillo, se detiene delante de una puerta, saca unas llaves y las introduce en la cerradura. Durante el proceso, podéis ver que en la puerta hay una placa metálica grabada que reza "Señor Sebastian Andrew, profesor de Antropología". El policía abre la puerta, y podéis ver el interior.

El despacho es una habitación cuadrada, no demasiado grande, con una ventana al fondo, un escritorio que le da la espalda, y dos librerías que tapizan de suelo a techo dos de las paredes. Sobre el escritorio y parte del suelo se apilan dosieres, legajos y papeles, apilados y desordenados en grandes torretas, y en algunos casos desparramados fuera de sus carpetas. Da la sensación de que el ocupante del despacho se hubiera vuelto descuidado con el tiempo.

Spoiler:

Con tanto papel, sabéis que buscar en todo ese desorden va a llevaros bastante tiempo ...

Spoiler:

Durante un buen rato te dedicas a examinar la habitación en busca de anomalías, de pistas o cualquier información que pudiera serte útil. Sin embargo, tras cierto tiempo registrando no encuentras nada relevante, con lo que te pones a ayudar al señor Corso a categorizar los papeles y dosieres que yacen en el despacho.

Spoiler:

La búsqueda os lleva tres o cuatro horas de cuidadoso trabajo, pero por fin clasificáis los dosieres, tanto por tema como cronológicamente. En las estanterías descansan los textos académicos; libros de texto, ensayos y trabajos escritos por otras personas, que parecen haberle servido al profesor de guía de referencia. Sobre la mesa reposa el material académico en grandes pilas; exámenes, apuntes para dar clase, trabajos de alumnos, etc. Sobre el suelo, las notas manuscritas del profesor Andrew, prácticamente en su totalidad sobre sus expediciones, apiladas en grandes montones.

A pesar de que el campo de investigación no os es familiar, y apenas entendéis lo que dicen los legajos, podéis ver algunos patrones interesantes en las notas del profesor. Los apuntes de las expediciones datan desde 1907, el año en el que el profesor entró en la Universidad de Miskatonic, hasta el verano de 1919 (al año anterior), una anual, indicando las tribus visitadas, así como la zona geográfica a la que pertenecen. Sin embargo, os llama la atención un hueco en el registro. Aunque existe una carpeta para la expedición de 1911, está vacía, a excepción de una foto. En la foto hay seis personas, en dos filas de tres, posando de manera relajada, todos hombres, con edades entre los veinte y los cincuenta años. Tras la foto hay cinco nombre escritos, alguno de ellos con una fecha asociada:

• George
  
• Evander: 20 Sep 1918
  
• Frederick: 07 Dec 1919
  
• Reginald
  
• Michael: 13 Jun 1919
  

Por otro lado, podéis ver que el tipo de escritura antes de 1911 es expresiva, florida, y hay abundancia de notas, dibujos y diagramas; parece un trabajo hecho a conciencia, documentado hasta el mínimo detalle con notas en los márgenes y los pies de las páginas. A partir de 1912, parece que la escritura y las notas son más concisas, más rápidas y descuidadas, y la caligrafía es diferente, casi diríais que más tensa. Las notas son apresuradas, más taquigráficas y confusas. Los dibujos ya no son tan cuidados, y son más esquemas que auténticos dibujos.

Spoiler:

En cuanto al contenido, simplemente carecéis del conocimiento especializado suficiente como para desentrañar los temas escritos en las carpetas.

Spoiler:

Amos, se descubre cuando es presentado al Sr Watson y a la Sra Miller, y con el bombín sujeto con las dos manos en cándida actitud, a la altura del pecho, se dirige a ellos, mientras el Sr Bronson toma fotos y estudia la habitación.

- "Una trágica pérdida sin duda" dice compungido "Es increible la vida, tan pronto estás aquí pensando que todavía tienes al menos 20 años por delante, y de repente.... trágico... y un hombre con las ganas de vivir que tenía Mr Andrews.. en fín, es dóblemente trágico. El único consuelo es que no deje a ninguna viuda o niños llorando por él... si es que eso es consuelo claro."

- "Perdón, no me he presentado, mi nombre es Amos... Amos Tahza, y esta es la Srta Clarise. Ambos estamos aquí para ayudar en la medida de lo posible a esta institución que de una forma u otra nos ha ayudado a todos, con trabajo, estudios y de mil formas indirectamente. Es con este sentimiento de deuda hacia esta institución, y por supuesto hacia el Sr Robinson, que queremos prestarles nuestra ayuda a ustedes para esclarecer todo este desagradable incidente."

- "Aunque ya se, que lo habrán hecho hasta la saciedad, serían tan amables de relatarnos nuevamente los hechos?. Incluso podríamos reconstruirlos recorriendo con ustedes los pasillos y reviviendo el momento. Sé que es un sacrificio, pero qué menos podemos hacer por nuestra Universidad y el Sr Robinson."

Con el sonido del señor Bronson buscando pistas en el interior de la habitación, el señor Tahza y la hermana Clarise se centran en los testigos.

- Una trágica pérdida sin duda. - dice compungido - Es increible la vida, tan pronto estás aquí pensando que todavía tienes al menos 20 años por delante, y de repente.... trágico... y un hombre con las ganas de vivir que tenía Mr Andrews.. en fín, es dóblemente trágico. El único consuelo es que no deje a ninguna viuda o niños llorando por él... si es que eso es consuelo claro.

- Perdón, no me he presentado, mi nombre es Amos... Amos Tahza, y esta es la Srta Clarise. Ambos estamos aquí para ayudar en la medida de lo posible a esta institución que de una forma u otra nos ha ayudado a todos, con trabajo, estudios y de mil formas indirectamente. Es con este sentimiento de deuda hacia esta institución, y por supuesto hacia el Sr Robinson, que queremos prestarles nuestra ayuda a ustedes para esclarecer todo este desagradable incidente.

- Aunque ya se, que lo habrán hecho hasta la saciedad, ¿serían tan amables de relatarnos nuevamente los hechos?. Incluso podríamos reconstruirlos recorriendo con ustedes los pasillos y reviviendo el momento. Sé que es un sacrificio, pero qué menos podemos hacer por nuestra Universidad y el Sr Robinson.

La señora Miller escucha con atención las palabras del señor Tahza y, aunque sus manos siguen desgranando el rosario de manera nerviosa e impaciente, parece que la presencia de la hermana Clarise le ha tranquilizado un tanto.

- Ay, perdonen, estoy muy afectada. - dice la mujer, y se abanica con la mano. - La muerte del señor Andrew ha sido una tragedia ... una tragedia, sí. - Y se gira hacia le hermana Clarise, y se santigua de nuevo. - Esto solo puede ser obra del Maligno, si sabe de lo que le estoy hablando. Las ventanas atrancadas y la puerta cerrada por dentro ... el Maligno, sin lugar a dudas. No sé en qué se metería el señor Andrew, ya que lo tenía por una buena persona. No piadosa, ya que nunca lo vi por la iglesia, pero sí buena. Pero esto ... - ahora toma la mano de la hermana Clarise y son ríe.- Pero me alegra de que esté usted aquí, pues en esa habitación se nota la presencia de Satanás. - tras eso, se gira hacia el señor Tahza, y lo observa de arriba a abajo, como juzgandolo ...

Spoiler:

Tras aquello, la señora Miller se cuelga del brazo de la hermana Clarise, y comienza a hablar solo hacia ella.

- Hermana, yo vine como cada día a limpiar la habitación del profesor, Dios lo tenga en su gloria. Llame varias veces, pero no me contesto, así que usé las llaves de las que dispongo. Pero no podía meterlas del todo, porque parecía que las llaves estuvieran puestas por dentro. Así que golpeé la puerta otra vez, y lo llamé en voz alta, pero nadie respondió. En ese momento pensé "Angela, algo malo pasa", y bajé a llamar al señor Watson en busca de ayuda.

En ese momento, el hombre, que había estado en silencio hasta entonces, se adelanta un poco.

- Yo estaba en el pasillo de la planta baja, limpiando el suelo, como hago tós los días, cuando vi bajar a la señora Miller corriendo. Me pidió que la ayudase porque la habitación del profesor estabá cerrá por dentro y qué no contestaba. La señora Miller estaba mu nerviosa, así que dejé mis cosas y subimos hasta la habitación. Probamos a abrirla de nuevo, pero no había manera, y dentro no contestaba nadie, y eso que grité como un maldito condenado ... perdone por mi lenguaje, señora Miller. Así que le dí un empentón con mi hombro, hasta que la descerrajé.

- ¡Ay, hermana! ¡Que razón tenía! ¡Ahí estaba el profesor, muerto por las maquinaciones del Maligno! - solloza el ama de llaves.

- El pobre hombre estabá tiraó en el suelo, en medio de un charco, y con cara de haber sufrío, muerto. Cuando vimos eso, yo bajé corriendo a llamar a la policía, que no tardó en llegar ni diez minutos. La señora Miller y yo estuvimos todo este tiempo aquí, de guardia hasta que llegaron los agentes.

Spoiler:

El señor Tahza escucha atentamente las explicaciones de la señora Miller y el señor Watson, prestando atención a todos los detalles, y frunce el ceño ponderando los relatos.

- Perdone, señor Watson ¿Podría decirme qué hizo exactamente una vez abierta la puerta de la habitación? ¿Tocó o cogió usted algo? ¿Movió el cadáver? ¿Le pareció ver algo extraño?

- Cuando tiré la puerta y vi al pobre diablo ahí tiraó, con esa cara supe que estaba muerto ... tenía cara de haber sufrío, y los ojos estaban abiertos, como si el alma se le hubiera escapao por allí. - en ese momento, la señora Miller se santigua de nuevo, y musita una oración sotto voce. - Lo único que hice fue entrar y cerrarle los ojos, como cualquier buen cristiano haría. Luego salí y fui a llamar a la policia, y guardé la puerta con la señora Miller hasta que llegaron. Eso fue tó lo que pasó, señor. Lo único extraño era el charco que había en el suelo, ¿cómo podría haber llegao allí?

- Nos han comentado que escuchó usted algo esa misma noche ... ¿podría decirnos que fue?

El señor Watson se lame los labios y mira nerviosamente de un lado a otro del pasillo. Parece un poco remiso a hablar, pero finalmente se lanza.

- Sé que la gente habla de mi, y piensan que soy un borracho. - dice en un tono un tanto vehemente, mirando al policía de reojo. - Pero ¿cómo voy a beber, si está prohibío en tó el país? Solo son habladurías de la gente.

Spoiler:

- ¡Pero que se me lleve el diablo si esa misma noche no vi un rayo y escuché un trueno! ¡Y se puso a llover, solo unos minutos, pero llovió! Y eso que no había ninguna nube en el cielo, que podía ver todas las estrellas cuando me asomé a la ventana ...

- ¿Y nadie escuchó ni oyó ningún grito o sonido? ¿Escuchó usted algo más esa noche desde su habitación? ¿Está muy lejos de aquí?

- Señor, mi habitación está mu lejos de aquí. Está en el otro ala del edificio, en la planta baja. Es imposible que pudiera oir ná desde allí.

Spoiler:

Buenas señora, señor. Se que se encuentran compungidos por los hechos recientes, y espero que la presencia de la hermana Clarise hayan ayudado a apaciguarlos. Pero me gustaría saber su opinión al respecto de que se pueda acceder a la habitación del finado desde dicho árbol.

Spoiler:

Señora Miller, ¿Cree que querría ocultar partes de su vida? Desde luego podría ser un medio para entrar y salir sin que lo supieran. Normalmente las amas de llave se enteran incluso sin ellas quererlos de detalles de la vida de las personas que residen en donde trabajan, y aunque usted los crea insignificantes, podrían ayudarnos a alejar el mal que pueda acecharle a partir de estos hechos.

Spoiler:

El detective Chesterton recogió la fotografía del dosier correspondiente a la expedición de 1911. Era lo único que el Sr. Corso y él mismo habían podido encontrar entre los papeles del Profesor Andrew sobre lo que había estado trabajando en ese año. James contempla el dorso del retrato, leyendo una y otra vez los cinco nombres anotados: - "Cinco nombres anotados... y seis rostros en la fotografía..."

Spoiler:

- "Está claro que aquí tenemos un hilo del que tirar" dijo James, sin tener todavía muy claro lo que quería hacer a continuación. Sabía que esa foto tendría su importancia llegado el momento, pero ante la más absoluta carencia de ideas no podía sino confiar en su ciega intuición para seguir adelante.

- "George, Evander, Frederick, Reginald, Michael... quizás sería buena idea averiguar quiénes son los demás individuos que aparecen retratados en esta fotografía", dirigiéndose al Señor Corso. "Tenga la bondad de esperarme aquí, enseguida vuelvo", dijo James mientras salía con la fotografía al pasillo...

Spoiler:

La hermana Clarise permanece con la señora Miller consolándola y ofreciéndole su apoyo y el apoyo del Señor.

Spoiler:

Chesterton y Corso:
El detective sujeta la fotografía con atención, repasando los rostros de los que allí posan, observando con detenimiento sus rasgos y detalles característicos. Comparar aquellas caras con la del difunto que había visto hacía tan solo un par de horas, con aquella instantánea de hace nueve años no es tarea trivial. La gente cambia, envejece, pierde pelo, adquiere arrugas ... pero ese menton, esa barbilla con una endidura en medio ... eso apenas cambia con el paso del tiempo. Estudias el rostro del hombre de la fila superior, extremo izquierdo, y comparas esa barbilla con la de tu memoria. Luego subes a la nariz, los ojos, las orejas, la forma del pelo en el nacimiento de la frente ... sí, definitivamente es él. Las gafas de montura negra y la sonrisa de la fotografía, obviamente ausentes del cadáver, te permiten, por fin, hacerte una idea de como era el profesor Andrew cuando estaba vivo.

En cuanto al resto de personas de la foto ...

- George, Evander, Frederick, Reginald, Michael... quizás sería buena idea averiguar quiénes son los demás individuos que aparecen retratados en esta fotografía., dirigiéndose al Señor Corso. - Tenga la bondad de esperarme aquí, enseguida vuelvo., dijo James mientras sale con la fotografía al pasillo. Sin perder ni un segundo el detective comienza a llamar a las puertas de los despachos contiguos al del profesor Andrew, de donde salen algunas personas. Chesterton procede a enseñar la fotografía a los presentes, con una breve explicación de sus motivos, así como del origen de dicha foto y les pide, por favor, si pueden identificar alguno de aquellos rostros. El hecho de que el policía que custodia la puerta esté presente, parece que ayuda a que la gente se preste a ayudarte sin poner ninguna pega.

Spoiler:

Tras media hora recorriendo pasillos, llamando a puertas y hablando con la gente, obtienes dos testimonios reveladores. El primero te lo da el profesor Marcus Brody, un joven profesor de Griego Antiguo y Arqueología, que reconoce a uno de los hombres, el de la fila de arriba a la derecha:

- Sí, aunque está más joven, pero lo reconozco. Es el pastor George Adams. Tiene una pequeña iglesia al otro lado del río, creo que en la calle Ward. Un hombre inteligente y sabio, pero peculiar. Mis vecinos solían ir a su iglesia los domingos, y una vez coincidimos en casa de éstos últimos para una comida. Sí, definitivamente es él.

El otro testimonio os lo da el profesor de Historia Medieval Henry Walton Jones. Esta vez, su testimonio se refiere a un joven en la fila de abajo a la izquierda, acuclillado justo debajo del profesor Andrew:

- Déjeme que observe bien la foto ... mmm, sí, sí. Este de aquí es Michael Ridchards. Fue mi estudiante durante su último curso en la Universidad, un buen alumno: aplicado, educado, con buena cabeza para el análisis histórico. Lo cierto es que cuando terminó la carrera y se doctoró, le escribi una carta de recomendación para el Old State House Museum de Boston, donde sé que fue contratado. Luego le perdí la pista y ya no supe nada más de él.

Tahza, Clarise y Bronson

El señor Bronson, intrigado por el misterioso color rojo que se deja ver por entre la vegetación del árbol, se aproxima a la ventana y la abre, hacia el exterior, para obtener una mejor vista del árbol. La rama, un grueso pedazo de madera, está a unos cuatro o cinco metros de la ventana, es inaccesible desde su posición, y está parcialmente cubierta por un montón de hojas. Es el viento el que, agitándolas, permite ver el flameo de algo rojo en la rama. Sí, definitivamente, hay algo ahí que no debería estar. Bronson observa el árbol desde la ventana, y puede ver que hay ramas bajas que permitirían subir por él, no de manera fácil, pero existe la posibilidad.

Excitado por su descubrimiento, el señor Bronson sale de la habitación hasta el pasillo y se dirige a los allí presentes:

- Vengan aquí, creo que hay algo que quizás deberían ver. - Intrigados por el súbito ímpetu de Bronson todo el mundo entra en la habitación y se acercan a la ventana, incluyendo a la señora Miller, que sigue agarrada del brazo de la hermana Clarise. - Allí, en esa rama ¿ven algo de color rojo? - dice señalando, y ahora todos podéis lo que Bronson os señala.

Spoiler:

El señor Tahza observa las ventanas, en busca de alguna posibilidad de que las ventanas pudieran haberse cerrado desde fuera. Sin embargo, debido a que las hojas de dicha ventana se abren hacia fuera, y que fueran atrancadas desde el interior, no encuentras explicación alguna que no pase por que se cerraran desde dentro.
En cuanto a lo rojo del exterior, en efecto, tiene aspecto de ser algún tipo de tela, y la explicación más plausible es la de que alguien hubiera trepado por el árbol y la hubiera puesto allí.

Spoiler:

- Buenas señora, señor. Se que se encuentran compungidos por los hechos recientes, y espero que la presencia de la hermana Clarise hayan ayudado a apaciguarlos. Pero me gustaría saber su opinión al respecto de que se pueda acceder a la habitación del finado desde dicho árbol.

- ¿Desde el árbol, dice usté? Que Dios condene mi alma de pecador si supiera cómo. Está mu lejos de la ventana. No, señor, no creo que se pueda.

Spoiler:

Señora Miller, ¿Cree que querría ocultar partes de su vida? Desde luego podría ser un medio para entrar y salir sin que lo supieran. Normalmente las amas de llave se enteran incluso sin ellas quererlos de detalles de la vida de las personas que residen en donde trabajan, y aunque usted los crea insignificantes, podrían ayudarnos a alejar el mal que pueda acecharle a partir de estos hechos.

La señora Miller te mira de arriba a abajo, y parece erguirse, cargada de dignidad. Su ceño fruncido y la voz, por una vez firme:

- ¿Está usted insinuando que soy una cotilla que se dedica a investigar lo que hacen o dejan de hacer los profesores? ¡Yo soy una mujer decente, señor! ¡Buenos días! - y se gira hacia la hermana Clarise, dando muestra de su enfado.

Spoiler:

Mientras, el señor Tahza se dedica a buscar por la habitación, tratando de encontrar algún otro signo de presencia de agua; algo húmedo, algún resto de salitre ... cualquier cosa que le permitiera averiguar algo más. Sin embargo, su búsqueda es infructuosa.

- "Por favor, Sra Miller, no se ofenda. La situación es grave y aun sin querer hacer comentarios hirientes podemos decir torpezas que pueden ser malinterpretadas, y simplemente son fruto de la necesidad de esclarecer todo esto antes de que pueda repetirse. Dios no lo quiera. Estoy seguro de que todos podemos pasar por alto estas torpezas si tenemos presente que trabajamos para evitar que esta tragedia pueda repetirse."

Acercándose al policía y dirigiendose a él y al resto de sus compañerosa así como al vedel.:
- ¿Cual es la forma más rápida de recuperar ese trozo de tela?, alguien se considera capaz de escalar hasta ahí con cierta seguridad?. o quizás existe algún bichero con el que podamos alcanzar la prenda desde la ventana?.

- "Quizás haya habido algún testigo de lo ocurrido aquí después de todo, y estoy seguro de que con la inestimable ayuda del Sr Watson y la Sra Miller, quizás podamos dar con el dueño de esas prendas."

Spoiler:

- Por favor, Sra Miller, no se ofenda. La situación es grave y aun sin querer hacer comentarios hirientes podemos decir torpezas que pueden ser malinterpretadas, y simplemente son fruto de la necesidad de esclarecer todo esto antes de que pueda repetirse. Dios no lo quiera. Estoy seguro de que todos podemos pasar por alto estas torpezas si tenemos presente que trabajamos para evitar que esta tragedia pueda repetirse.

La señora Miller, aun con la cara de enfado, parece hacerse la remolona ante las palabras del señor Tahza, pero al final se da la vuelta y habla:

- Disculpas aceptadas, señor. Perdone por mi reacción, no son momentos fáciles, como puede suponer. Por las noches, cuando cierro los ojos, aun puedo ver el rostro del profesor ... Están siendo unos días muy difíciles para mi.

El señor Tahza, acercándose al policía y dirigiendose a él y al resto de sus compañerosa así como al bedel:

- ¿Cual es la forma más rápida de recuperar ese trozo de tela? ¿Alguien se considera capaz de escalar hasta ahí con cierta seguridad? ¿O quizás existe algún bichero con el que podamos alcanzar la prenda desde la ventana?

- Quizás haya habido algún testigo de lo ocurrido aquí después de todo, y estoy seguro de que con la inestimable ayuda del Sr Watson y la Sra Miller, quizás podamos dar con el dueño de esas prendas.

El policía y el señor Watson se acercan a la ventana y observan el árbol, tratando de juzgar las posibilidades de recuperar el trapo que hay en la rama.

- Mmm, está mu lejos, si me pregunta usté. No tengo palo tan largo como pa alcanzar eso. - comenta el bedel, negando con la cabeza.

- En cuanto a los testigos, he de decirle que hemos preguntado por la Universidad y nadie parece haber presenciado nada sospechoso. Está todo en los informes. - agrega el policía.

James terminanó de anotar la dirección en la libreta: "Pastor George Adams, calle Ward". "Un pastor protestante relacionándose con un profesor de antropología. Las dos caras de la moneda. El destino no está carente de cierta ironía, después de todo", pensó mientras guardaba la pluma en el bolsillo.

"Bien. Veamos qué tiene que decir el señor Adams".

========== TEXTO DESCRIPTIVO ==========

Una vez recabados los datos cojo el coche y me desplazo hasta la calle Ward para localizar la iglesia. Sin embargo no entro en ella. Me quedo afuera y realizo una inspección del edificio desde el exterior. Doy una discreta vuelta a la manzana para mirar el barrio, miro a ver si hay algún coche estacionado en la puerta, si hay carteles con los horarios de las liturgias, y en general, estudiando la escena para tratar de averiguar si hay algo que "huela mal".

Siempre es más útil escuchar que hablar. Desde el principio de aquella desquiciada aventura, el mundo se había puesto patas arriba, así que lo más sensato era esperar a que las cosas cayeran otra vez al suelo y tratar de colocar cada una en su sitio.

La primera locura: Robinson tratando de cobrar una deuda por telegrama. Bueno, lo que él creía que era una deuda. Puede que el viejo profesor pensara que ayudarle a presionar a un profesor para que certificara como "dudosa" la autenticidad de aquél libro le pareciera suficiente como para tenerlo cogido de una correa el resto de su vida, y tirar de ella cuando le apeteciera. Viejo idiota.

¿Quién tenía más que perder, llegado el momento? A Corso se le conocía como serio en los tratos y sospechoso en los procedimientos. Posiblemente en los círculos de Robinson palabras como Conocimiento, Cultura, Saber, Historia, Libros, Bibliofilia, Amor y Pasión fueran manejados con cuidado para no molestar, para que la brisa que había formado las palabras no movieran aquellos conceptos de los anaqueles en los que descansaban, cubiertos de polvo inmemorial y siglos de tradición.

Los libros como reflejo en papel, pergamino o papiro del mundo de las ideas hecho palabras. Con breves concesiones a la Estética y el Arte, cuando se hablaba de las miniaturas o grabados que muchas veces valian más que todas las palabras escritas o impresas en el Libro.

Para Corso, los libros eran todo eso. Pero también eran mucho más. Existían palabras como Dinero, Comercio, Trato, Afan, Ansia, Desprecio y Muerte que podrían ocupar perfectamente la estantería de al lado. Y posiblemente serían necesarias muchas, muchas baldas.

Robinson pensaba que Corso le debía algo. Y era verdad. Pero para el Cazador de Libros se trataba de un favor, algo que no se reclamaba salvo en caso de vida o muerte. Si estaba en sus manos, le devolvería el favor si le salía de las tripas, pero nunca se trataría de pagar una deuda. En el caso de que Robinson quisiera exigirla, su carrera se iría por el desagüe junto con su gordo y anglosajón culo y la mierda que lo rellenaba.

No obstante, sería interesante averiguar qué era aquello tan importante que le había movido a cruzar la calle y escribir el telegrama. Además, seguían siendo los dos personas respetables, ¿no?

-------- descripción ---------
5 años antes, Corso había encontrado, entre los efectos de una reciente viuda residente en una mansión solariega cercana a Arkham, una copia magníficamente conservada de una joya bibliográfica del s.XVII. Convenció a la viuda de que podía ser muy valiosa y merecía la pena gastar un poco de dinero en autentificarla en la Unversidad de Miskatonick. El dictámen final de la universidad era que existían dudas razonables sobre la autenticidad del libro, y que podía tratarse de una falsificación de mitad del s. XIX. Logicamente, el precio del libro bajó en picado. Corso se embolsó una verdadera fortuna con la venta en París del libro, y realizó un generoso donativo a la Universidad de Miskatonick, tranquilizando la conciencia de Robinson al decirle que un "paleto francés" no había querido saber nada de los trabajos de la Universidad y había pagado una fortuna por un libro probablemente falso pese a las advertencias de Corso al respecto.

Corso sonrió desdeñosamente por enésima vez aquella mañana. Recorrió con la mirada a los presentes, tratando de averiguar qué podía ser lo que tenían en común. Obviamente algún asunto que Robinson consideraba una deuda. Y todo aquéllo, seguro, terminaría en algo sucio o, por lo menos, poco respetable. ¿Por qué si no se arriesgaría Robinson a tratar de cobrar todas las deudas?

----descriptivo----
Me gustaría saber si
a) Tengo algún conocimiento del resto de la Cichipanda
b) Las impresiones y sentimientos que me despiertan.
Estos asuntos serían mejor resueltos por MP.
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Y hasta ahora, ¿qué teníamos?

- Un profesor muerto en el clásico enigma de la habitación cerrada. Bueno, Conan Doyle, Edgar A. Poe y Maurice Leblanc habían dado buenas respuestas para estos 'acertijos' hacía mucho tiempo. Una habitación con la puerta y la ventana cerrada. La puerta había sido reventada a empujones, lo que sin duda dejaba la afirmación de "cerrada por dentro" como un acto de fe: podía estar atrancada, o bloqueada por el propio cuerpo del profesor. La llave... ¿qué había sido de la llave? Y la ventana, y el paño por el que tanto revuelo habían levantado. Abierta varias veces, imposible saber a ciencia cierta su estado cuando se descubrió el cadáver. El árbol... ¿tal vez no una vía para llegar a la habitación, sino a otro lugar desde el que acceder a la habitación?

--------descriptivo--------
Conan Doyle (Sherlock Holmes), Edgar E. Poe (los crímenes de la Rue Morge, August Dupin) y Maurice Leblanc (Arsenio Lupin) son escritores que con mucha anterioridad a la aventura han escrito historias detectivescas en las que un cadáver es hallado dentro de una habitación aparentemente cerrada por dentro. Las soluciones se basan generalmente en ingeniosos sistemas para cerrar la habitación desde fuera aparentando que se ha hecho desde dentro, o cerrar desde dentro y salir de la habitación por una vía aparentemente inexistente (pasadizo) o imposible (chimenea)

**¿Hay chimenea en la habitación?**
** En cuanto vuelva el detective, me gustaría que centre su atención en la puerta y la llave
** Seguro que los planos constructivos del edificio están en la Universidad. Si se me ocurre la idea pertinente, sería interesante echarles un vistazo, esto es, pedir que los trajeran.
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- El muerto tenía los pulmones llenos de agua, y había perecido ahogado. De nuevo un asunto viejo como la Inquisición, cuando se dedicaban a administrar agua mediante un embudo al pobre desgraciado de turno, 10 litros cada vez, que finalmente perecía ahogado o con el estómago reventado. La autopsia había revelado que el muerto se había ahogado. Tampoco había gran misterio en esto, y bastaba con recoger el agua que se hubiera derramado antes de abandonar el lugar del crimen.

-------descriptivo------
absolutamente cierto, tortura clásica de la inquisición reflejada en multitud de libros y manuales, incluso con ilustraciones de la época. Se lo comento a los demás, si paso la tirada apropiada.
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- Un papelito, hurtado a la inspección preliminar de la policía (como no), escondido entre la ropa del muerto, con algo parecido a un talismán dibujado en él. Pero su memoria era imprecisa sobre ese asunto, y algo le decía que no bastaba quedarse con la noción de 'talismán'.

- De todas formas, el trabajo posterior no había sido en vano. Al menos les había puesto en la pista del trabajo del profesor, y la fotografía, tal y como sospechaba James, podría llevarlos más cerca de sus actuales andanzas... o al menos de las que en el pasado le habían llevado a hacer desaparecer el expediente de 1911. Salvo que precisamente fuera ese expediente, y tal vez algo más, lo que hubiera movido a alguien a entrar y torturar al profesor mediante un método arcaico. Arcaico... inquisición... y un cura en la lista. Curioso.


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** Ante todo, CALCAR el talismán. No hay ningún invento moderno que sustituya a un lapiz y un trozo de papel. **

Apliquemos los conocimientos y habilidades pertinentes para tratar de rastrear el origen del talismán en los libros del profesor. Si identifico el posible origen pero no encuentro el libro en el despacho, comunico mi plan al resto y me acerco a la Biblioteca de la Universidad. Si tengo que ir allí, aprovecharía para buscar alguna publicación del Profesor que pueda dar luz sobre sus trabajos de 1911

En cuanto vuelva James, quiero comentarle mi idea (si paso la tirada correspondiente) de asociar una tortura de la inquisición con un cura en la lista de la foto.
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Y Vd, hermana, ¿en qué convento dice que ha estado enclaustrada?

Corso se permitió la primera sonrisa del día. Y la segunda al extraer del bolsillo de su gabardina una petaca llena de ginebra Bols (siempre había una vía para conseguir algo bueno, si estabas dispuesto a pagar). La tercera sonrisa se la produjo la cara de estupefacción de la monja, cuando le ofreció la petaca y le preguntó

"Ya sé que es algo temprano, pero ¿gusta?"

Y, por cierto... no sé Vds, pero a mí se me ha pasado hace ya rato la hora de almorzar. Y los gruñidos de mi estómago van a empezar a molestar a mi cerebro.

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¿Qué hora es? Habrá que pensar en ajustar acciones a algo parecido a un reloj. Si hemos estado revisando el despacho tres horas, más la visita inicial a la comisaría y el depósito, deben ser casi las 13:00 y va siendo hora de retirarnos a almorzar...
**Propongo al grupo que nos retiremos (en solitario) a almorzar**
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Damobra escribió:Y Vd, hermana, ¿en qué convento dice que ha estado enclaustrada?
Corso se permitió la primera sonrisa del día. Y la segunda al extraer del bolsillo de su gabardina una petaca llena de ginebra Bols (siempre había una vía para conseguir algo bueno, si estabas dispuesto a pagar). La tercera sonrisa se la produjo la cara de estupefacción de la monja, cuando le ofreció la petaca y le preguntó

"Ya sé que es algo temprano, pero ¿gusta?"

Muchas gracias, señor.... Corso. Un trago no me sentará mal a estas horas tan tardías de la mañana. Tenga en cuenta que desde maitines pasaron ya unas horas, si bien conozco que no todas las personas no madrugan tanto para dedicar todas sus obras a Dios.
Por cierto, que sepa que no he estado enclaustrada nunca. Nuestro convento no es de clausura, sino que vivimos muy al tanto del mundo y en los peores ambientes...

Salud.